Paralelamente, desde que me tiraron las cartas por primera vez me fascinó el Tarot, hasta que un día por casualidad me adentré en una tienda esotérica y compré mi baraja del Tarot de Marsella (tiene ya 17 años, y como el buen vino, nuestra relación mejora con los años).
Empecé entonces a estudiar el tarot evolutivo de forma autodidacta. Al principio lo practicaba con mis amigas, hasta que por una mala situación en mi vida una amiga me recomendó hacer mi carta astral.